Los pilares del edificio


 

En el colegio, mi profe Luz Helena Luna (creo que era mi profe de primerito),  intentó enseñarme a escribir bonito, intentó enseñarme a sumar llevando intentó enseñarme el himno del colegio.


Mi profe Juan Guillermo (en tercero)  intentó enseñarme a dividir por 3. Mi inolvidablemente queridísimo profe Luis Carlos me enseñó que no ha mejor cura para un raspón que lavarlo "duro" con jabón; que sociales era uno de mis fuertes y que aunque fuera malísimo en futbol, debía intentarlo (y hasta aún tengo mi medalla de plata de ese año).

 

 

Pero fueron mis padres quienes me enseñaron a ser honrado, fueron mis padres quienes me enseñaron el hermoso arte del: “si señor”, “buenas tardes”, “me hace el favor”, “mi Dios le pague”…


Fueron mis padres quienes me enseñaron que pocas cosas engalanan tan esplendorosamente a una persona como ser “buena persona”.


Fueron mis padres quienes me enseñaron a amar a Papá Dios.


Fueron mis padres quienes me enseñaron el respeto a mis mayores.


Fueron mis padres quienes me enseñaron a hablar bonito.


Fueron mis padres quienes, con sudor, paciencia y ejemplo de vida, construyeron los pilares del edificio moral en los que hoy intento sostener quien soy.

 

(JGabriel Restrepo)